De verdad, quiero seguir escribiendo, y no se por donde empezar, por donde seguir, ni por donde terminar. Pero quería contarte algo que he aprendido en este camino de vivir con ligirofobia, algo que ha marcado la diferencia en mi vida. Y es sobre elegir a esa persona especial que va a tu lado en todo esto.
Sé que no es fácil encontrar a alguien que realmente entienda lo que significa vivir con ligirofobia. No es simplemente un miedo más, es algo más profundo, algo que afecta nuestra vida diaria de maneras que la mayoría no comprende. Hasta el punto de podernos hacer daño, con ataques de ansiedad, reacciones descontroladas o cualquier otra cosa que pueda surgir. No, el ruido de un petardo no nos va a matar, pero si las consecuencias que puede provocar.
Pero cuando encuentras a esa persona que no solo escucha, sino que realmente entiende, todo cambia.
Elegir a alguien que está dispuesto a sacrificarse por ti, que está ahí para apoyarte cuando los petardos parecen estar por todas partes, marca la diferencia. Es más que tener un amigo o amiga; es tener un compañero de vida que se embarca en este viaje contigo. Es muy difícil elegirlo y muchas veces hay que ir de puntillas para elegir a quien le cuentas la fobia. No solo por buscar ayuda o comprensión, si no por que no se rían en tu cara y te la líen.
Cuando creces, con la edad, te das cuenta de que es mejor contárselo. A mucha gente. Y ver si ajustar planes es posible, o no lo es, de cara a que tu también disfrutes. Si esa persona de verdad te aprecia, aunque sea un solo un poco, se preocupará de hacer lo posible para que ambos estéis bien en esos momentos.
A veces sientes que esta fobia puede aislar, ¿verdad? Pues sientes bien. Pero cuando encuentras a alguien que está dispuesto a sacrificar su tiempo y, a veces, su vida social para estar a tu lado, se crea un lazo especial. Es alguien que no solo te ayuda a lidiar con la fobia, sino que también te ayuda a crecer y avanzar.
Recuerdo cuando encontré a esa persona en mi vida. Fue como descubrir un oasis en medio del desierto. Alguien que no me juzgaba por mis reacciones, que entendía que cada sonido no era solo un ruido, sino una tormenta en mi cabeza. Y eso hizo toda la diferencia.
Si estás leyendo esto y sientes que te falta esa conexión, no te preocupes. Puede llevar tiempo encontrar a alguien así, pero vale la pena. No tengas miedo de compartir lo que estás pasando con esa persona especial. Puede sorprenderte cuánta empatía y apoyo pueden ofrecer. La persona que menos te lo esperas, será la que más te ayude.
Yo lo he experimentado. Como el contárselo a alguien que pensé que jamás se interesaría por ello, te pregunta todas las navidades como estas, que qué tal vas por eso. Que cuando estás con ella, tomando algo, paseando, o donde sea, y suena un petardo, es el primero que entre las risas de tus amigos, totalmente aislados de ese ruido, ella también lo ha escuchado y te dedica esa mirada cómplice de ¿estás bien?
Así que, ¿por qué no darle una oportunidad? Comparte tus miedos, tus luchas y tus victorias con ese amigo o amiga que realmente te importa. Puede que encuentres un apoyo inesperado, alguien que esté dispuesto a ser ese faro en medio de la oscuridad de la ligirofobia. Y no pienses solo en un novio o novia. Los amigos a veces son mucho más poderosos y te ayudan en ese salto.
La verdad es que no estamos solos en esto. Todos necesitamos a alguien a nuestro lado, alguien que nos entienda en lo más profundo. Así que, ¿por qué no buscar a esa persona que está dispuesta a caminar contigo en esta travesía? Te prometo que puede marcar la diferencia. ¡Ánimo, estamos juntos en esto!
Qué bonito post y a la vez necesario :)
ResponderEliminarSigue así! ❤️